MACARIO EL GRANDE
Según Macario, la vida cristiana es agónica, hasta el punto de no poder comprenderse sin esfuerzos y lucha, tribulaciones y fatiga. Y es que el creyente tendrá que ir superando, una tras otra, las dificultades que irán apareciendo en su camino. Pero para afrontar los combates, el seguidor de Jesús precisa de la ayuda de la gracia divina, sin la cual no lograría alcanzar la victoria. Puede, eso sí, colaborar mediante la práctica confiada e ininterrumpida de la oración. La meta que se le promete al bautizado es la mayor imaginable: llegar al encuentro esponsal y unitivo con Dios, fuente de la felicidad plena. Estos escritos se integran en la gran corriente de literatura mística bizantina surgida en el Imperio romano de Oriente, con autores como Gregorio de Nisa, Juan Clímaco o el Pseudo-Dionisio. Sin duda, también hoy iluminarán a muchos cristianos en sus noches oscuras.