En el contexto del s. XIX, un «siglo de revoluciones», marcadas por la Revolución francesa, eclosiona el carisma de consolar. Y, aunque en ocasiones se ha confinado su identidad a una mera labor de suplencia, lo cierto es que santa María Rosa Molas y las primeras Hermanas de la Consolación llevan hasta las últimas consecuencias los valores de igualdad, fraternidad y libertad que, con tanta demagogia y tan a la ligera, se abanderan desde otras instancias. Ellas son una tesela más del increíble mosaico de una Iglesia-Samaritana cuyas riendas de caridad asumen en buena parte mujeres heroicas y audaces que fecundaron con su testimonio el s. XIX y nos legaron entre otras cosas la inserción de la mujer en el ámbito público y laboral, su derecho a formación y con ello a contribuir a la construcción de la sociedad y de la Iglesia. Esta es su increíble historia.