DOM J.B. CHAUTARD (ABAD DE LA ORDEN CISTERCIENSE)
Tenemos en nuestras manos una obra clásica y como mejor resumen de la misma, la oración con que concluye su autor el prólogo. Tras la vuelta de Jesús al Padre en su Ascensión: ?Fuego divino, excita en cuantos participan de tu apostolado el ardor que transformó a aquellos hombres dichosos que se congregaron en el Cenáculo para que no se limiten a ser predicadores del dogma y la moral, sino transfusores de la Sangre divina en la Vida interior.
Espíritu de luz, graba con caracteres indelebles en sus inteligencias esta verdad: Que el nódulo de la eficacia de su apostolado sea la Vida íntima sobrenatural que tengan, de la cual tú eres el principio soberano y Jesucristo la fuente.
Caridad infinita: Provoca en sus voluntades una sed ardiente de la Vida interior?.