QUINTAS / BECQUART / CODA
Aunque el sínodo en Roma haya acabado hace meses, el proceso sinodal en la Iglesia universal no ha hecho más que empezar. Y puesto que se habla de una formación continua y compartida, queremos aquí dar una aportación con el objetivo de investigar la relación entre la dimensión teológica y el aporte de las ciencias humanas o, más concretamente, entre mística y método. Se trata de una de esas combinaciones antitéticas que impregnan la fe cristiana y son garantía de su autenticidad. Mística para subrayar que el término «sinodalidad» no indica solo una forma de vivir y de proceder, sino que un estilo sinodal de Iglesia tiene sus raíces en la vida misma de Dios y puede y debe ser experiencia de Dios. Cuando nos escuchamos unos a otros con toda profundidad, se trata de encontrar y escuchar lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia. Método porque la sinodalidad no es simplemente «comunión», sino que requiere procedimientos y estructuras. De ahí la importancia de la facilitación, que ofrece al proceso sinodal una «caja de herramientas» que provienen de la experiencia humana y de la experiencia de las c