SANTIAGO BOLAÑOS, MARIFÉ
Prólogo, de Javier Gomá Lanzón Una visita al Museo del PradoPeregrinar alrededor de una mesaProcusto y la sonrisa del BudaSi el ser humano sabe el bien y el mal, es como cualquiera de nosotros¿Quién ha decidido que es donna vecchia brutta & pallida?¿Envidia del pene?La poesía guía, el amor encuentra: el dantesco Purgatorio Epílogo: pura y presta a subir a las estrellas
¿Qué arrastra esa biliosa experiencia capaz de conmocionar los cuerpos tanto como los espíritus?, ¿qué guarda, al respecto, la multitud de registros simbólicos desde las más antiguas huellas afectivas del ser humano? Porque la envidia, con más o menos protagonismo, aflora en mitos, en la reflexión filosófica, en poemas y relatos literarios que hemos acabado aprendiéndonos y han ido educando nuestros sentimientos, en la historia del arte, y en la música, y en la danza, que se ocupan de nuestra sensibilidad. O en el afán de la psicología profunda por atravesar la acción en busca de un sentido que restituya el equilibrio roto por el acto envidioso, tanto para quien es sujeto activo del mismo como para quienes dirige su carácter.