HOPING, HELMUT
La cristología tiene como presupuesto el considerar que Jesús, este judío de Galilea, es la autocomunicación de Dios mismo. Por eso, no puede conformarse con tematizar a Jesús y su contexto abordándolo solo desde la historia social, cultural o religiosa, ni tampoco aceptar acríticamente la revelación acaecida en el Hijo de Dios encarnado, sino que ha de preguntarse cómo es posible una revelación de Dios en carne humana. Más aún, debe indagar en cómo es posible que su vida histórica forme parte del misterio de su filiación divina. En este sentido, la teología no puede tener solo un interés histórico, ni limitarse a proponerlo como ejemplo moral. Su tarea debe conducir a confesar a Cristo Jesús como único salvador, a celebrarlo en la liturgia y a adorarlo en la Trinidad.