Corre el año 1745. Ya son casi dos décadas de reinado en Gran Bretaña de Jorge II, elector de Hannover. En este contexto, el príncipe Carlos Estuardo encabeza una rebelión encaminada a deponerlo y propiciar así la entronización de su padre, Jacobo III, legítimo soberano de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Entre sus partidarios sobresale un puñado de corajudos irlandeses cuya lealtad a la causa está forjada a prueba de bombas.La escarapela blanca canta la epopeya de unos héroes que trascendieron el límite de lo exigible y se entregaron plenamente a su bienamado rey, Jacobo III, a su religión, la católica, y a su patria, Irlanda.