RECONDO SALABERRI, JOSÉ Mª
Extracto del Índice
I. Esperar, en tiempos difíciles
Los tiempos que corren. La esperanza cuesta. Lo que hace posible la esperanza
II. Esperanza y pseudoesperanzas
¿Esperanza u optimismo? Es deseo del éxito. La búsqueda de la seguridad. La autorrealización en el centro.
III. Alegres servidores de la esperanza
La esperanza amenazada. Esperanza y vigilancia evangélica.La esperanza en el Cielo. Servidores de la esperanza. Las ?edades? de la esperanza.
IV. Cultivar la esperanza
Como niños. Hacerse peregrinos. La esperanza es paciente. Con los brazos en alto
V. A esperar se aprende
Educar el deseo. La verdad nos hará libres. Soñar para esperar, y esperar para soñar. El arte de durar. Esperanza y sufrimiento: ¿dos realidades excluyentes?Hacer caso a nuestra sed.
VI. Un testigo entre nosotros
Alguien que ha ?tocado?. La zarza ardiente. La esperanza, el modo de ser cristiano. Esperar, en tiempos difíciles. Cuando la esperanza se enfría. Esperanza intrahistórica y trascendente. Nace de la cruz. María nos acompaña.
Epílogo.
No son, los que corren, tiempos fáciles para la esperanza. Cuando uno mira un poco a su alrededor, se encuentra con mucha incertidumbre y desencanto. Pero es precisamente cuando la realidad humana contradice nuestras expectativas cuando se hace más necesaria la esperanza evangélica. Y el motivo fundamental de la esperanza cristiana no está en lo que nosotros podemos sino en lo que Dios puede hacer en nosotros o a través de nosotros. Ella no es un suplemento para poder alcanzar la omnipotencia que pretendemos. No es una rueda de auxilio a la que recurrimos cuando vemos que nuestro ánimo está en baja forma. Supone comenzar a ver todo desde otro lugar. Y en ese lugar no somos nosotros quienes estamos en el centro. Ella es un camino que hemos de recorrer cotidianamente, cultivando un conjunto de actitudes evangélicas que le abren paso, que la hacen posible, que le dan acogida. La palabra del cardenal Eduardo Pironio aparecerá en más de una oportunidad iluminando estas reflexiones, pues con su testimonio y enseñanzas nos confirma que aún en tiempos difíciles son posibles la esperanza y la alegría