HERNÁNDEZ MARIANO, FÉLIX
Es de sobra conocido el hecho de que la actividad apostólica de Santo Domingo estaba sólidamente cimentada en su vida de oración. En la naturaleza mientras viajaba, en la necesidad o el sufrimiento de las personas, en las celebraciones... en cualquier lugar y circunstancia nuestro padre era capaz de contemplar el rostro de Dios, pero esta experiencia se intensificaba en la intimidad, de un modo especial ante la cruz del Señor.