CENCINI, AMEDEO
La vida consagrada en la Iglesia se ha distinguido siempre por su especial atención a la formación de sus miembros. Muchos sacerdotes, religiosos y religiosas realizan ahora esta tarea enfrentándose a muchos y grandes problemas, pero equipados con una esperanza más grande todavía.
En Los sentimientos del Hijo, el gran especialista y comunicador que es Cencini detecta y analiza estos problemas, pero también refuerza la esperanza. Señala la meta de una formación que defina la persona de cada uno en un contexto comunitario, y también el plan general en que se encuadra: el ambiente y el individuo, la persona y la comunidad, la naturaleza y la fe, la libertad y la obediencia.
Comunidad y ambiente formativo, ambiente externo e interno en la vida religiosa, madurez humana y formación en la memoria, dimensión espiritual y dinamismo de la fe, ser uno mismo y pasar de la identidad a la pertenencia, del descubrimiento a la liberación del yo para tener un corazón libre de trabas, constituyen las etapas de un itinerario que jamás se acaba y que hay que recorrer día tras día. Un itinerario cuyos riesgos e incertidumbres se señalan, pero donde también se trazan vías hacía el futuro.