Este ensayo quiere presentar algunos presupuestos de la espiritualidad como dimensión intrínseca del ser humano, un despliegue de laautotrascendencia que empapa lo que tenemos de más significativo,alentando la trayectoria humana para conducirla a la plenitud. Ladimensión espiritual no es un movimiento aleatorio y difuso: elimpulso trascendental posee una meta, una finalidad: el absoluto real, el misterio inefable al que llamamos Dios. De hecho, solo el Infinito puede calmar la sed infinita que arde en el corazón humano. Así, elDios de la vida y del amor sale al paso del hombre sediento comofuente inagotable de sentido. Ni siquiera las más recias pretensionesde la secularización pudieron contener el flujo del manantialespiritual que se expresa hoy de muchas e inusitadas formas. En lasociedad contemporánea ûfracturada por el cansancio y la desilusión,el individualismo y la indiferenciaû la espiritualidad se presentacomo un acicate capaz de animar al ser humano en su inquieta búsquedade sentido, contribuyendo a cualificar sus relaciones interpersonalesy su actuar en la historia. Cuando es vivida