Prólogo 1. Eres precioso ante mí 2. ¿Dónde moras? La verdad ha de nacer de la carne Recorrer el mismo camino de los primeros Un encuentro 3. Llamó a los que él quiso La Palabra creadora Comunidad y seguimiento Los Doce 4. Escucha Bienaventurados los que escuchan Escucha, Israel Escucha de fecundaciónEstoy a la puerta La escucha como dinámica permanente 5. El perdón Un hecho extraordinario Zaqueo y Mateo ¿Cuántas veces tengo que perdonar? Una comunidad de perdonados y de perdonadores 6. La mesa compartida Bienaventurados los que tienen hambre Comieron todos y se saciaron Yo soy el pan de vida Cuerpo entregado y sangre derramada Comemos del mismo Pan 7. No hay mayor amor Derramada por muchos Como el que sirve Tener parte con el Señor La caridad fraterna 8. Comunión y consejos evangélicos La humanidad del Hijo de Dios Ser hijos Hijos y, por tanto, hermanos Te seguiré a donde quiera que vayas Todo en común No me retengas 9. Al servicio de la comunión La autoridad de Jesús Una autoridad obedienteJesús hace a algunos partícipes de su autoridadEl testimonio de la santidadUn camino común 10. La comunión trinitariaA Dios nadie lo ha vistoEl infierno son los otrosUna casa de puertas abiertas 11. La misión Una pregunta inevitable Te doy gracias, Padre También os envío yo Para que el mundo crea
A medida que pasan los años crece el deseo de compartir el camino de seguimiento de Cristo, que constituye el contenido de la vida de todo cristiano, sea cual sea su condición. Se percibe con mayor claridad que, por usar unas agudas palabras de Karl Barth en su Dogmática eclesial, «todo cristianismo privado es ilegítimo». Y así se empieza a comprender que todo lo que vivimos tiene como horizonte colaborar en la edificación de la Iglesia según el designio de Dios. Esta conciencia es la que se encuentra en el origen de las meditaciones de este libro.