Invitación al caminoI ESTACIÓN. Última cenaII ESTACIÓN. La oración de la unidadIII ESTACIÓN. La oscuridad de GetsemaníIV ESTACIÓN. El fracaso de los discípulosV ESTACIÓN. El juicio en el sanedrínVI ESTACIÓN. El juicio de PilatosVII ESTACIÓN. Descenso al infierno de la violenciaVIII ESTACIÓN. Las mujeres en el viacrucisIX ESTACIÓN. Jesús es contado entre los malhechoresX ESTACIÓN. El infierno del abandonoXI ESTACIÓN. María a los pies de JesúsXII ESTACIÓN. La entrega del EspírituXIII ESTACIÓN. Del abrazo de la madre al abrazo de la tierraXIV ESTACIÓN. Las heridas transfiguradasOración final
En esta oración, Tomá Halík intenta recoger toda la experiencia vivida por la Iglesia durante el período de persecución bajo el régimen comunista. El viacrucis era un importante apoyo en el camino cristiano; se recitaba escondido en los bosques que rodean Praga, uniéndose así a los sufrimientos de todos los cristianos del mundo. Es precisamente a ellos, a tantos cristianos que aún hoy son perseguidos de manera injusta, a los que Tomá Halík dedica el texto de este viacrucis.